El 29 de diciembre de 1976, tras ofrecer su sorprendente recital en Dallas, Elvis se presenta en el Birmingham Coliseum de Birmingham, Alabama. Y de nuevo brinda al público una actuación remarcable por su energía, sin llegar al peligroso voltaje de la noche del 28. Si el concierto de Dallas estuvo dominado por una fuerte intensidad mantenida en el tiempo, el de Birmingham sorprende por varios momentos puntuales en los que Elvis resplandece saltándose el protocolo autoimpuesto y el tono mecánico de algunas de sus interpretaciones en aquella época que estaba marcada por la enfermedad y la tristeza. En el tramo final del concierto el rey sorprendió a su público y hasta a sus propios músicos con inesperadas e intimistas lecturas de “For The Good Times” y ” The First Time Ever I Saw Your Face” (poco habituales en el repertorio de esa temporada). En la primera escuchamos como los músicos interpretan la pieza con timidez, la petición de Elvis les pilla con la guardia baja y el rey tiene que animarles a que toquen como es debido. En “The First Time…” sucede algo similar. El rey varía el tempo de la pieza y la cadencia de sus frases, canta en un tono solemne y reposado; en un momento dado, Presley pide a la banda que les dejen solos a él y David Briggs para crear un momento de gran belleza, con una interpretación vocal casi recitada, respaldada por las frases de piano minimalistas, oníricas. Da la impresión de que en ese momento estuviera actuando para sí mismo y sus músicos, por arte de magia el recinto se transforma en una de las estancias de Graceland en las que Elvis se pierde en la música por placer y por salud, y la multitud queda reducida al grupo de amigos que le acompañan en esas gloriosas jam sessions privadas. Otro triunfo del arte sobre la muerte.

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