El Rey y el Karate.

“Humildad, valentía, respeto, lealtad y estoicismo”. Era el lema de nuestras clases de Karate y de Taekwondo, a las que he dedicado toda mi vida. Como practicante de artes marciales, y por mi experiencia personal, sé que su práctica no es un mero hecho de defensa. Es una filosofía de vida, es un código vital, de ética y moral, que implica respeto, espiritualidad, lealtad, coraje, valor y una estricta disciplina que se hacen extensivas a tu vida real. 

Elvis también tuvo esta vivencia con su amor al Karate y su práctica, que le llevaron a obtener el Grado de Octavo Dan.

Evis lo llevó en su interior toda su vida y aplicó sus enseñanzas y su filosofía a la vida real y, como no, a la música en sus shows. Las artes marciales siempre son una parte fundamental y muy profunda de nuestro desarrollo como personas y así fue también en Elvis.

Elvis comenzó a practicar Karate en Alemania, en 1958, mientras cumplía su servicio militar. Allí conoció al maestro de la modalidad de Shotokan, Juergen Seydel, que fue quién le impartió sus primeras clases de Karate, en su casa de Bad Nauheim.

En 1960 en el transcurso de una exhibición en Beverly Hills conoció al máximo representante del Kenpo americano, Ed Parker, quién más tarde sería su entrenador, amigo y guardaespaldas.

Desde 1970 hasta 1974 Elvis fue entrenado por el ilustre y reconocido maestro de Karate, Kang Rhee, en la ciudad de Memphis, hasta conseguir el Cinturón negro Octavo Dan, el cual obtuvo del maestro Rhee en una ceremonia privada, que se realizó el 16 de septiembre de 1974, en la escuela del maestro Rhee en Memphis.

Rhee también fue quien le dió a Elvis su apodo de Karate: “Tiger”.

Siempre que el maestro Rhee hablaba de Elvis lo hacía con gran cariño y admiración y nos contó divertidas anécdotas.

En una ocasión durante un entrenamiento y en plena exhibición de técnicas de patada, a Elvis se le rompieron los pantalones. Esto le solía suceder con frecuencia en los conciertos y en los ensayos (un ejemplo podemos verlo en los ensayos del documental “That’s de Way It Is”) ya que sus movimientos eran realmente brutales. Siempre que le pasaba esto, Elvis se sentía muy avergonzado, por lo cual le dijo al maestro Rhee : “Maestro, se me han roto los pantalones y no llevo ropa interior .. y ahora qué hago?. Pero enseguida reaccionó y se dió cuenta que no podía seguir haciendo técnicas de patada y, como a Elvis nunca le faltaban soltura y recursos, cambió de táctica y empezó a hacer una demostración de defensa personal, en la cual no se utilizan las patadas, y así pudo continuar con su exhibición.

A partir de su vuelta a los escenarios en julio de 1969, Elvis no solo nos entregó su alma en cada concierto a través de su música, sino también el espíritu del Karate que llevaba impreso, y que iba unido íntimamente a su persona y a su faceta como artista.

Y como no podía ser de otra manera, el Karate también fue objeto de su generosidad ya que financió el Instituto de Karate de Tennessee, y pagó todos los gastos que supuso la gira europea realizada por el equipo de Karate de Estados Unidos.

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