“Frankie And Johnny” (1966)

A la altura de marzo de 1966, cuando se comercializa el single con “Frankie And Johnny”, el mundo no espera de Elvis Presley mucho más que otra nueva película insustancial con la que entretener a sus incondicionales y llenar las arcas propias y ajenas, y la correspondiente banda sonora compuesta de temas al servicio de las simplonas tramas argumentales. 

La música, más que nunca, es el muro en que los artistas graban sus mensajes acerca de los sucesos que inquietan al ser humano, y en el Elvis público parece no quedar nada del incendiario joven que una década atras llegó galopando a lomos del rock, como un hermoso Atila.

Pero el artista inquieto, el hombre atribulado y espiritual en que Presley se ha convertido, a pesar de no ver cercana una salida del infernal carrusel fílmico en el que está atrapado, jamás renuncia a expresar sus anhelos musicales y humanos, como fielmente atestiguan las grabaciones privadas de esa época y las joyas de estudio, entre las que destacan, por derecho, el elepé “How Great Thou Art”. Incluso cuando tiene ante sí el muestrario de horrores que a menudo es una banda sonora, consigue bruñir con su voz e interpretación esa pieza con posibilidades que se cuela en el repertorio y deslumbra como siempre lo hizo aportando un toque de su esencia más pura.

Con “Frankie And Johnny ” Elvis vuelve al terreno explorado en 1958 con las canciones de “King Creole”, adoptando un sonido dixieland que sienta como un guante al sentimiento sureño que andamia su canto, y brinda una interpretación vocalmente brillante y emocionalmente honesta que, por desgracia, pasa desapercibida en la realidad musical de su tiempo, monopolizada por Beatles, Stones, Dylan y otros profetas que, irónicamente, habían impulsado la revolución bebiendo de las fuentes del folk a las que pertenecía “Frankie And Johnny “.

Originalmente titulada “Frankie and Albert”, esta pieza tradicional perteneciente al género de las “murder ballads” (baladas de asesinos) se inspiró en el crimen real cometido por una mujer de nombre Frankie Baker en 1899. Frankie descubrió que su amante, Albert Britt, había estado con otra mujer y se vengó disparándole en Saint Louis. Baker sería absuelta bajo alegato de legítima defensa.

Los orígenes de la canción como la conocemos hoy en día están poco claros. Se publicó oficialmente como “Frankie and Johnny” en 1904 y fue acreditada al letrista y compositor Hughie Cannon, autor de, entre otras, “(Won’t You Come Home) Bill Baley”  aunque hay quien afirma que el autor pudo ser un cantante llamado Bill Dooley. 

Innumerables versiones a lo largo de los años han proporcionado muchas variaciones de la canción. A veces, la pareja son “amantes” en lugar de “novios”. La amante de Johnny puede ser Alice Pry o Nelly Bly. A veces, Frankie es aclamada por los espectadores mientras le dispara a Johnny y es exonerada; otras veces, es ejecutada. 

Algunas de las versiones más destacadas hasta el día en que Elvis hizo la suya fueron las de Jimmie Rodgers, Johnny Cash (que convirtió a Johnny en un guitarrista golferas) o Sam Cooke (quien la convirtió casi en una fiesta soul). En Elvis la canción adquiere un tinte más dramático, porque la narra en primera persona y, al contrario que otras antecesoras más planas, se encamina en crescendo hacia el desenlace. El Rey interpreta con el mordiente de su postadolescencia, que había ido quedando lentamente diluido en la asepsia hollywoodiense. La banda de vientos y maderas a su alrededor es sencillamente intocable de lo caliente que está; entre los músicos figura Gus Bivona al saxo, un veterano que se había curtido en la era del swing con Bunny Berigan, Benny Goodman y Tommy Dorsey. 

La banda sonora de “Frankie And Johnny ” es bastante interesante, sobre todo si la comparamos con el resto de la producción de material para películas de Elvis en ese período.

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