"Como Un Príncipe De Otro Planeta"

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“COMO UN PRÍNCIPE DE OTRO PLANETA”

Ayer 9 de Junio de 1972, hace 50 años que Elvis Presley conquistó Nueva York. Realizó cuatro conciertos en el Madison Square Garden, el viernes 9, el sábado 10 (tarde y noche) y el domingo 11 de Junio de 1972.

Elvis ese día comenzaba una gira que duraría hasta el día 20 de junio. 

Entre la grandiosa cobertura mediática que tuvo este suceso sin precedentes, destaca un artículo del “New York Times” publicado el 18 de junio de 1972 por Chris Chase y que se titulaba “Like A Prince For Another Planet” que hizo historia…

Y dicen que la audiencia de Nueva York era la más exigente de Estados Unidos…

A continuación os dejo algunos fragmentos. En la siguiente fotografía podéis ver el artículo completo en inglés.

“El viernes 9 de junio por la noche, un aire de carnaval desenfadado se respiraba sobre la Séptima Avenida. Las aceras alrededor del Madison Square Garden estaban llenas de niños y viejos desdentados que sostenían banderitas, carteles de Elvis, álbumes de fotografías de Elvis. Había policías a caballo y policías a pie, y vendedores con bolsas de papel marrón que contenían camisetas de Elvis, y circulaban entre la gente que empuñaba sus entradas. Pero pocos poseedores de entradas se detuvieron a comprar. Siguieron avanzando hacia la Gran Plaza, su emoción era tan palpable que parecía atravesar el bochornoso crepúsculo. Elvis Presley nunca había cantado antes en un concierto en vivo en Nueva York, y algunos de estos fanáticos habían estado esperando 17 años. Dentro del Garden, la emoción se convirtió en sobrecogimiento. Alrededor de un escenario de madera recia, había alineados miles y miles de asientos y, para cuando Elvis apareciera, todos estarían llenos. No para ver un partido de hockey. o una pelea del campeonato mundial de Boxeo, sino para ver en persona, a un hombre. Un hombre solo, puede llenar este lugar, te dijiste con incredulidad. Lleva consigo a su propio es un equipo.

Los boletos decían a las 8:30, pero a las 8:15 ya había una buena multitud, y alguien que hacía las veces de presentador salió al escenario (…)

A las 9:15 , apareció Elvis , se materializó en un blanco traje de luces , rutilante de broches dorados, con el frente de su camisa abierto mostrando su pecho. Sobre sus hombros colgaba una capa ribeteada en tejido de oro, con el cuello en color púrpura. Era todo lo que quisieras llamarlo … cantoso, chillón , llamativo, vistoso o magnífico. Parecía un príncipe venido de otro planeta, con sus ojos estrechos, sus altos pómulos indios y una piel tersa y morena , impoluta a sus 37 años . Rodeándole, un gran cinturón de oro, regalo del International Hotel de Las Vegas por romper todos los récords de asistencia ( ” lo llevo puesto , sólo por lucirlo ” ) confesó en la conferencia de prensa , con una media sonrisa . Y cuando se vio frente al micrófono, con su mano derecha acariciando el aire y su pierna izquierda moviéndose como si tuviese vida propia , el tiempo se detuvo y todos los que allí estábamos volvimos a tener 17 años …

Elvis utilizaba el escenario para llegar a la gente , a los que ocupaban las primeras y mejores filas , a los que se sentaban atrás del todo y a los del gallinero . Se giraba , se movía, y cuando una chica le lanzó un pañuelo al escenario , se secó la frente con él y se lo devolvió sudado, regalo de un dios terrenal . La música era una mezcla de viejas canciones rock con nuevos temas , cantó “Puente sobre aguas turbulentas ” y la balada donde el chico le pide a la chica que recueste su cálido y tierno cuerpo junto al suyo ; pero fue cuando llegó a sus antiguos números como ” That’s All Right ” , o ” Love Me Tender ” , cuando el ” Madison ” se hizo una piña .

 Las jovencitas gimieron y se pusieron de pie en sus asientos tratando de bailar , y un chica pegó un gran salto desde uno de los palcos hasta el escenario , para caer en las manos del ” ejército ” que protegía a Elvis de sus ” amantes ” y la retiraron antes de que pudiese acercarse demasiado a su objeto de deseo . Uno tenía la esperanza de que no se hubiese roto la pierna en aquel vano, pero glorioso esfuerzo . Volvía a ser 1956 y oí a un hombre que rozaba la cuarentena preguntarle a su hija ” ¿ A que es mejor que Tom Jones ? ” Y la chica contestó que sí. El padre sonrió : ” Es todo lo que quería escuchar ” dijo . 

Yo pensé en uno de esos conciertos de ” Grateful Dead ” de hace un par de años , en la Segunda Avenida . Bandas de moteros recorrían las filas de asientos , el olor a hierba tan fuerte que apenas podías evitar colocarte un poco y un adolescente se había quedado esperando a la entrada , transportado por un viaje de ácido . Un festival para la ira de los perdidos . En los días del auge de Elvis se bebía Pepsi y el mundo era más inocente o la gente estaba más dispuesta a aparentarlo . En el programa de Ed Sullivan , grabaron a Elvis de cintura para arriba para que el cimbreo de sus caderas no volviese locas a las chicas , y las madres se quejaban del fatuo encaprichamiento de sus hijas . Casi 20 años después , aquellas hijas llevaron a sus propias adolescentes a oir al hombre cuyo atractivo une como un puente a dos generaciones . 

Una vez cada cierto tiempo , aparece un campeón especial , un Joe Louis , un José Capablanca , un Joe DiMaggio , alguien en cuyas manos el modo en que se ejecuta algo se convierte en más importante que la cosa en sí . Cuando DiMaggio golpeaba una pelota de béisbol , su gracia hacía que el acto pareciese fácil e inevitable ; tanto si resultaba en un golpe fallido o en un acierto , era hermoso porque sabía realizarlo así de bien . 

El viernes por la noche , en el Madison Square Garden , Elvis dió ese ejemplo . Allí se erigía con sus brazos extendidos , su gran capa dorada a modo de alas , un campeón , el único en su clase.”

Artículo cedido por Rosa García Mora de “Una cita con Elvis” https://www.facebook.com/groups/285664473393620/?ref=share

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