"LAS VEGAS 1969. EL RETORNO A LOS ESCENARIOS"

LAS VEGAS 1969. EL RETORNO A LOS ESCENARIOS.

El año 1969 sería un año crucial en la carrera artística de Elvis. Tras las icónicas sesiones de grabación en los American Sound Studios, bajo la producción de Chips Moman y finalizados sus compromisos en los platós de Hollywood, Elvis ya estaba preparado para presentarse de nuevo ante su público, desde que nos dejó con la miel en los labios con su concierto de Pearl Harbor en 1961, hacía ya 8 años.

Aunque ya en 1968 había hecho una pequeña aproximación al público en el programa de televisión “Elvis Comeback Special” con los shows “Stand Up” y “Sit down”, que se grabaron bajo una pequeña audiencia, para ser emitidos en el programa de televisión; la vuelta real a los escenarios estaba por llegar…

Aunque Elvis estaba aún lleno de miedos y sus fantasmas nunca le abandonarían a la hora de enfrentarse a su público, tenía prevista una temporada en Las Vegas, que duraría desde el 31 de Julio al 28 de Agosto de 1969.

Todo estaba listo para que ese día 31 de julio, en el Hotel International de Las Vegas, Elvis realizara su ansiada aparición, en un momento de la historia de América en que la Ciudad del Pecado ya estaba lista para recibir a Elvis. La sociedad americana había cambiado y Las Vegas ya no era el lugar de las grandes Big Bang, de la sociedad acomodada, rígida y conservadora, y también había dejado de ser un reducto de las mafias organizadas. Habían cambiado muchas cosas desde que actuó en 1956. Ahora Las Vegas sí estaba lista para recibir a Elvis con los brazos abiertos.

Elvis diría que fue la noche más emocionante de su vida, aunque realmente, tenía tanto miedo que incluso le dijo a sus amigos y miembros de la Memphis Mafia, que esa primera noche no asistieran al show, sino que lo hicieran al día siguiente, ya que pensaba que después de esa noche nadie iba a querer volver a ir a verlo, porque todo iba a ser un fracaso.

Pero la realidad era muy distinta. Vestido con su traje de dos piezas negro al estilo de karate, con su impecable cabello tenido de negro, subió a aquel escenario, ante 2.200 personas, como si de una auténtica pantera salvaje se tratase. Ni los ocho años transcurridos desde su última aparición en público habían cambiado su fuerza, su arrojo salvaje, su enorme atractivo y su sexualidad arrolladora. Este show, al igual que todos los demás, rompió todos los cánones establecidos en Las Vegas y todos los récords de audiencia. Su imponente presencia escénica llenaba por si sola el escenario. Con una soberbia potencia vocal, una buena selección de canciones en repertorio, y con su música vibrante y agresiva corriéndole por las venas, empapó los oídos y los corazones de todos los allí presentes aquella noche.

La Orquesta de Bobby Morris; los nuevos y magníficos músicos de los que se rodeó, con la ayuda y buena gestión de James Burton; los cantantes de respaldo: Millie Kirkham, Las Sweet Inspirations, Los Imperials…Todo estaba listo para que Elvis hiciera su aparición.

El comediante Sammy Shore, que era el encargado de presentar el espectáculo aquella noche, estaba sobrecogido mientras le presentaba ante el público. Elvis esperaba en un lateral, para hacer su aparición…y Sammy vio pánico en los ojos de Elvis, vio como cuando le iba a dar la entrada al escenario, Elvis estaba pálido, macilento, paralizado por el miedo escénico. Tuvo que acercarse a él y tranquilizarle porque sus manos estaban frías como el hielo y no reaccionaba, estaba aterrorizado.

Pero 2.200 personas esperaban para ver al rey, al mito, a la leyenda, y Elvis se arrojó al escenario para entregarles todo aquello que esperaban de él, todo lo mejor de sí mismo, como si no hubiera pasado ni un solo minuto desde aquel último día en el Bloch Arena de Honolulu, en el que Elvis había pisado por última vez un escenario.