"El verdadero poder detrás de Elvis"

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EL VERDADERO PODER DETRÁS DE ELVIS 

En una entrevista exclusiva para el Daily Mail, Barbara Hearn, ex novia de Elvis Presley revela quién era la verdadera luz que lo guiaba al cantante, ¡y no era el Coronel Tom Parker!

Barbara y Presley habían comenzado a salir en un momento en que sus sueños de estrellato se estaban haciendo realidad. Hearn lo recuerda como un chico educado y de gran corazón que amaba a su madre. “…él dependía de ella para todo, para su completo bienestar emocional”, dice. “…podía acudir a ella con cualquier problema, ella siempre estaba ahí para él”.

Pero todos en la órbita de Presley estaban a punto de ser arrastrados por el maremoto de su fama. Como recuerda Hearn: “Parecía que de la noche a la mañana tendría que enviar a alguien a buscarme [para las citas].

Teníamos que llamar a los cines con antelación y entrar por una puerta lateral. Comenzó con un puñado de personas afuera de su casa que querían verlo y hablar con él. De repente pasó de cinco a 10 fans a 50… a 100… y por eso compraron Graceland. Los fans estaban invadiendo la casa.

Notó el efecto dramático que este cambio tuvo en Gladys, quien pasó de ser una mujer alegre que reía generosamente, a una persona seria y apagada. “Estaba preocupada de que los novios de las fans lo persiguieran por celos”

El mismo Presley reconoció el impacto que su fama estaba teniendo en su madre. El 13 de Mayo de 1955, en una noche que ahora se conoce como el primer descontrol de Presley, el joven de 20 años acababa de terminar un espectáculo en Jacksonville, Florida, cuando fue emboscado por cientos de fans que gritaban, que entraron por la fuerza a su camerino y lo acorralaron.

La policía finalmente lo rescató cuando estaba encima de una ducha, con la camisa y el saco destrozados. Alguien incluso le había quitado los calcetines y el cinturón.

Presley sabía que esto había molestado a Gladys, pero no veía cómo podía protegerla. “…tenía miedo de que me estuvieran lastimando”, le dijo a un entrevistador en 1956, como se informa en el libro de Elaine Dundy, “Elvis and Gladys:. ‘…caramba, solo estaban rasgando mi ropa. No me importó ni un poco. Le dije: ‘…mamá, si te vas a sentir así, mejor no vengas más a mis shows, porque esas cosas van a seguir pasando…’

Baz Luhrmann describe el miedo que experimentaba Gladys (interpretada por Helen Thomson) en una escena en la que reprende a las fans por maltratar a Elvis después de un concierto. Hearn cree que su dificultad para adaptarse a la fama de su hijo se exacerbó cuando él se mudó a Graceland y sintió el choque entre esa existencia de burbuja y el mundo al aire libre en el que había crecido.

A medida que la fama de Presley crecía, Gladys veía cada vez menos a su hijo y los fans asediaban su casa, tocando el timbre hasta altas horas de la madrugada. 

Un predicador bautista con sede en Florida denunció al cantante, quien dijo que había “…alcanzado un nuevo mínimo de indecencia espiritual”, comentarios que hirieron a su madre, una mujer profundamente religiosa.

“…una vez, Elvis tenía a alguien en su casa de visita y Gladys me llamó y me dijo que no era una dama y que no le gustaba que estuviera allí”, recuerda Hearn. “…estaba hablando de Natalie Wood, que era una mujer sofisticada y mundana en una forma en que la Sra. Presley no lo era. Sabía leer bien a la gente, era buena y amable con la mayoría, pero si vio algo en ti que no estaba bien, eso era el acabose.

Presley compró Graceland con sus 13 acres de terreno con la esperanza de que le diera a su madre la oportunidad de vivir la vida al aire libre que él podía ver que ella anhelaba. 

No funcionó. 

Rápidamente le dijeron a Gladys que no podía alimentar a sus pollos afuera porque era malo para la imagen de Presley y la casa pronto se llenó de groupies. 

Mientras tanto, su apretada agenda significaba que la única persona con la que Gladys quería pasar tiempo nunca estaba allí. Empezó a engordar y a beber mucho. Vernon estaba distante y, según Lillian, la hermana de Gladys, le daba vodka a su esposa para mantener la paz.

Su salud siguió empeorando y, cuando Elvis estaba entrenando con el ejército estadounidense en Texas, llegó el final. 

Su hijo se apresuró a regresar para estar con ella una última noche, y el 14 de Agosto de 1958, con solo 46 años, murió de un infarto. 

Elvis estaba devastado, tocando el cuerpo una y otra vez hasta que el personal del hospital tuvo que pedirle que se detuviera. 

Después de que el coche fúnebre se la llevó, la familia regresó a Graceland y Elvis y Vernon se sentaron en los escalones de la mansión sollozando. La prensa pronto llegó y Elvis, siempre la diligente estrella del pop, fue entrevistado entre lágrimas.

“…ella era todo por lo que vivíamos”, exclamó. “…sempre fue mi mejor chica”. Quería que el funeral se llevara a cabo en su casa como era tradición familiar, pero, como de costumbre, su manager lo desestimó y, en cambio, se llevó a cabo en una funeraria local donde 400 dolientes se apiñaron en 300 asientos. 

Su madre fue colocada en un ataúd abierto y, cuando comenzó el servicio, casi 3.000 personas habían desfilado frente a su cuerpo. 

Se necesitó un grupo de 65 policías para controlar la multitud. Tan afligido estaba Presley que tuvieron que ayudarlo a salir del auto. Estuvo a punto de colapsar varias veces durante el servicio, gritando: ‘¡…viví mi vida por ti! Todo lo que tengo se ha ido.

Según familiares y amigos, Presley cambió por completo después de la muerte de su madre. “Fue el fin del mundo para él”, dice Hearn, quien asistió al funeral, pese a que ya no estaba en pareja con Elvis para esa época. 

‘…él nunca fue el mismo después de eso; perdió su rumbo. Ella era el faro que él seguía; ella era su todo. Nunca fue feliz después de que ella muriera”.

Fuente: Daily Mail

Traducción y Adaptación de Carlos y Claudia de Elvis Shop Argentina

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